Chaturanga
Desde el primer momento que la ves, piensas que nunca podrás con ella. Que no tienes la suficiente fuerza para realizarla. Y poco a poco vas siendo consciente de que si tienes esa fuerza, pero dentro de ti, ya que la más poderosa de las fuerzas se encuentra en tu interior.
Así que proyectas tu cuerpo ligeramente hacia delante y bajas tu cuerpo hacia la tierra, para que puedas sentir como codos y muñecas dibujan perfectos ángulos de 90 grados.
Sientes, mucho más presente que en otras ocasiones, la fuerte conexión de tus manos a la tierra. Su empuje, su impulso, que te regalan plena confianza en ti, en tu enorme potencial y en tu infinito poder personal.
El fuego arde en tus escápulas, sientes esa zona realmente activa. Para que tus tríceps no tengan que realizar un excesivo esfuerzo, para que ninguna parte de tu cuerpo tenga que realizar un esfuerzo excesivo.
Tus pies parecen ser empujados por una sutil pared invisible, que proyecta con ligereza tu cuerpo hacia delante. Y se dibuja una bonita línea recta entre tus talones y tu coronilla.
Tu cuerpo activo, conectado a la tierra a través de cuatro fundamentales puntos de apoyo. Cuando estás ahí te cuesta pensar que lo hayas conseguido, te cuesta pensar que estés manteniendo la postura. Pero tu fuerza interior, tu fuego, tu poder personal, te han permitido encontrar estabilidad y comodidad, te han permitido fundirte igualmente con Chaturanga. Cierra los ojos, has demostrado tu entrega y perseverancia. Cierra los ojos, eres merecedor de sentir plenamente la postura durante unas suaves respiraciones.
Desde el primer momento que la ves, piensas que nunca podrás con ella. Que no tienes la suficiente fuerza para realizarla. Y poco a poco vas siendo consciente de que si tienes esa fuerza, pero dentro de ti, ya que la más poderosa de las fuerzas se encuentra en tu interior.
Así que proyectas tu cuerpo ligeramente hacia delante y bajas tu cuerpo hacia la tierra, para que puedas sentir como codos y muñecas dibujan perfectos ángulos de 90 grados.
Sientes, mucho más presente que en otras ocasiones, la fuerte conexión de tus manos a la tierra. Su empuje, su impulso, que te regalan plena confianza en ti, en tu enorme potencial y en tu infinito poder personal.
El fuego arde en tus escápulas, sientes esa zona realmente activa. Para que tus tríceps no tengan que realizar un excesivo esfuerzo, para que ninguna parte de tu cuerpo tenga que realizar un esfuerzo excesivo.
Tus pies parecen ser empujados por una sutil pared invisible, que proyecta con ligereza tu cuerpo hacia delante. Y se dibuja una bonita línea recta entre tus talones y tu coronilla.
Tu cuerpo activo, conectado a la tierra a través de cuatro fundamentales puntos de apoyo. Cuando estás ahí te cuesta pensar que lo hayas conseguido, te cuesta pensar que estés manteniendo la postura. Pero tu fuerza interior, tu fuego, tu poder personal, te han permitido encontrar estabilidad y comodidad, te han permitido fundirte igualmente con Chaturanga. Cierra los ojos, has demostrado tu entrega y perseverancia. Cierra los ojos, eres merecedor de sentir plenamente la postura durante unas suaves respiraciones.